
Así es, toda vida llega a mí cuando deja el mundo terrenal. No sólo de la Tierra, sino de todo el Universo.
Poseo todos los recuerdos de aquéllos que han muerto. Tengo los recuerdos de Shakespeare, Hitler y Jesucristo. En mí están todos los recuerdos de dolor que habéis padecido, humanos y demás criaturas. Todas las torturas imaginables se encuentran en mis recuerdos, Yo las he padecido. Yo he sido cada mosca que ha sufrido en la telaraña, ante la agonía de la devoración.
¿Podéis imaginar el dolor que hay en mis recuerdos? No, no podéis, porque hay y han habido muchas más criaturas en el Universo que han sufrido y que vosotros nunca conoceréis. Sólo sois una ínfima gota en un océano cósmico, una pieza insignificante de un puzzle tan grande que sólo yo puedo abarcar. La inmensidad se halla no sólo en el espacio, sino también en el tiempo, cosa que vuestras limitadas mentes no pueden entender.
Reflexionad sobre todo lo que puede haber pasado durante miles y miles de millones de años, en un lugar tan grande como es el Universo, desde que Yo existo.
Con casi toda seguridad, éste será el último post del blog.